Lee abajo: ¡La Maldición del Chisme!

Un tema muy interesante para ayudarte en tu vida diaria, léelo ahora mismo.

sábado, 17 de octubre de 2009

Moraleja: El negocio de los niños


Heidi, una adolescente normal que pasó a vivir en la calle, cuando sus padres murieron dentro de un túnel que conecta México con Estados Unidos en búsqueda del sueño americano. Sus abuelos habían muerto durante el conflicto armado. Su único tío, estaba internado en un asilo de ancianos. Heidi no sabía que existiera la felicidad. Ahora despreciada por la sociedad solo era usada y abusada encontrando escasas personas que le ofrecieran comida y donde pasar la noche.
En una mañana de invierno, en una ciudad oriental de Guatemala, Heidi se despertó desconsolada, deseando la muerte como la única alternativa para acabar con el infierno que vivía. Debido a sus múltiples aventuras amorosas producto de la vida que llevaba, Heidi quedó embarazada a sus catorce años.

Aconsejada de buscar ayuda con un personaje conocido en el medio con una “larga trayectoria” de ayudar a jovencitas como ella, se dirige al centro de la ciudad, a una casa familiar, muy hermética, encontrando mujeres embarazadas y otras amamantando sus bebés. A Heidi se le dice que tendrá comida, vestido y doctor mientras dé a luz su bebé, pero el hijo no será de ella, sino que será dado en adopción.

Con un nudo en la garganta y recordando su triste pasado entró en el dormitorio donde había otras dos mujeres quienes parecían aceptar ese estilo de vida conformándose con unos cuantos quetzales al final de su embarazo para enviar a su familia en la aldea de su procedencia.

Viendo la actitud de estas mujeres, sus ojos se humedecieran al no encontrar la felicidad que tanto buscaba. Lo que ahora le preocupaba era perder a su hijo de esa manera. De pronto le surge un sentimiento de luchar por su bebé. Pide que no se lo quiten, que le permitan criarlo allí en la casa a cambio de trabajos de oficios domésticos. Pero el dueño de la casa hogar le mira con desdén, le recuerda las reglas diciéndole que ese es su trabajo de años.

La joven motivada por ese instinto materno, decidió elaborar un plan para averiguar quienes serían los padres adoptivos del nene. Al tener contacto con ellos los convenció para que se la llevaran como sirvienta, sin descubrir que era la madre del bebé. Los extranjeros dieron dinero al negociador de los niños y se llevaron a Heidi a los Estados Unidos, logrando así el sueño americano que ansiaron sus padres, criando a su propio hijo como rey en medio de una familia acaudalada que por esterilidad no tenían sus propios hijos. Ahora el nene de Heidi vino a ser un epicentro de felicidad.

¡A los que aman a Dios todo les ayuda para bien! Confíe en Dios, él esta de su parte.

Autor Ronadil Orellana A.

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